“BERNARDO” ENTREVISTA A “EL COMEGÉN”

"BERNARDO"
ENTREVISTA A "EL COMEGÉN"

EL NIDO DE "EL COMEGÉN". 

POR dosBWRadio


-¡Hola, amables radioescuchas! Gracias por sintonizarnos en el 1.618 de su radio para disfrutar en "El Nido de "El Comegén", del espacio necesario para comprender los misterios de la Geopolítica que trae al mundo de cabeza, los análisis por los cerebros más evolucionados de la comunicación, y son llevados hasta usted por dosBWRadio para darle una respuesta breve de lo que acontece en el mundo y la cultura. Los dejo con nuestro conductor designado, "El Comegén".

-Gracias, gracias, Arquímedes por aperturar el Programa y dar una mano de barniz del contenido de nuestras entrevistas por esta frecuencia de radio, en el 1.618 de su cuadrante. Dicho esto, les saluda su servidor y amigo "El Comegén", desde mi nido, para toda la audiencia que está dispuesta a escucharnos.

Dicho esto, les presento el vino en honor de nuestro invitado de hoy... el lujo embotellado hecho vino. De nuevo, un vino de Borgoña, de esa bendita región francesa que se caracteriza por producir unos caldos deliciosos con aromas florales y afrutados, sobre todo los vinos tintos con notas de frutos rojos como la frambuesa, la mora o la cereza... ¡el indiscutible Comte Georges de Vogüé... Un vino con una fragancia incomparable, delicado, con aromas de violeta y rosas, producido por la 20ª. Generación de una de las mejores Casas de Borgoña... Las Bodegas Musigny, que es todo un patrimonio de la humanidad...

Ahora convoco a nuestra compañera Andrómeda, la joya más hermosa del Programa, para que entreviste a... ¡mí mismo!, ya que el contenido de este Programa es de la experiencia vivida en la Cote-d´Or, Borgoña, y era necesario que, para cubrir el perfil de este Programa, me entreviste nada menos que mi compañera de fórmula: Andrómeda. Van a pensar que es "chocante" que en un Programa de entrevistas se entreviste al Conductor del mismo, pero es un recurso para comunicarles a quien he entrevistado durante la entrevista... Pasa, querida Andrómeda, y toma el volante del Programa para conducirnos a través de la Historia, al nacimiento mismo de la Civilización Occidental. (Andrómeda se acerca al lugar de "El Comegén" con el señorío y discreción que la caracteriza y toma el micrófono y los audífonos para conducir a buen puerto el destino del Programa. El Comegén se sienta en el lugar de invitado "de honor" y él mismo se sujeta el broche del micrófono en la solapa).

-Bienvenidos, amables radioescuchas, a esta entrevista "sui generis" donde interrogaremos al Conductor de este Programa... Sin más preámbulo, te preguntaré, "Comegén", ¿Por qué te desapareciste toda una semana, sin querer decir el objeto o motivo de tu ausencia?

-Bueno, bueno, fue una invitación intempestiva que me hicieron unos vinicultores franceses, para ir a una prestigiosa Cata Anual en el corazón de la Borgoña, a Dijón. Como me enviaron la clave del vuelo y todos los requerimientos del viaje, no tuve tiempo de enterarlos y partí al aeropuerto para viajar directo a París, en un 380 de Air France. Iban a ser tres días, pero se prolongó un poco más por los motivos que aduciré más adelante.

-Muy bien, compañero -dijo Andrómeda, fijando su ojiverde mirada en el Comegén-. Bueno, tendré que preguntar obligadamente ¿cómo estuvo la Cata?

-Aaah... ¡Extraordinaria, Andrómeda! Degustamos varios vinos del amplio repertorio de las bodegas más prestigiosas del mundo... pero eso pasa a segundo lugar...

-¿Cómo? ¿Qué el objeto del viaje pasa a segundo lugar? Explícate, Comegén.

-Bueno, bueno... todo iba bien hasta que se me ocurrió aprovechar el viaje y el tiempo para visitar una vieja Abadía de la región.

-¿Abadía? ¿De qué hablas, Comegén?...

-Sí, de una Abadía que fue un Monasterio Cistircense, situado en la localidad francesa de Ville-sous-la-Ferte, en el Departamento de Aube...

-¿Y por qué se te ocurrió hacer esa visita?...

-Bueno, Andrómeda, me recordó mi adolescencia, cuando leí la obra de "Tres Monjes Rebeldes", escrita por el monje trapense M. S. Raymond, seguida de otra que fue muy conocida, "La Familia que alcanzó a Cristo".

-¿Y?...

-Pues que quedaban por el rumbo los Monasterios donde se desarrollaron esos acontecimientos por los años 1090 al 1153.

-¿Todavía existen, Comegén?...

-Sí, Andrómeda, todavía existen y se encuentran como en sus mejores años después de pasar muchas vicisitudes y haber terminado el Monasterio de Claraval como prisión durante la Revolución Francesa...

-¿Y quién lo fundó?

-Fue Bernardo de Fontaine, en el año 1115 y pertenece a la Diócesis de L´Angers, de la Orden del Cister.

-¿Y quién fue Bernardo de Fontaine?...

-Fue un monje cistercense y Abad de la Abadía de Claraval, que fundó Bernardo por el repentino hacinamiento que había provocado en el Monasterio de la Abadía de la Citeaux de Stephen Harding (Abad del Monasterio). Lo siguieron hasta 30 parientes y amigos, entre ellos cuatro hermanos y poco después su padre y su hermano menor. Fue designado Abad del nuevo Monasterio hasta el final de su vida, y a partir de ahí, fue conocido como Bernardo de Claraval.

-Sí, sí, ahora recuerdo -dijo Andrómeda-. ¡Fue el promotor de la Segunda Cruzada y un Santo muy prominente!

-¿Y cuál fue tu experiencia en la visita al Monasterio?

-Mmmh... Se me cerró la garganta...

-¡Oooh! Perdón, Comegén... Se me olvidó el vino de honor en tu honor... ¡Arquímedes!... ¿Nos sirves por favor una copa de vino del Borgoña que está en el bar?

-¡Presto! (Arquímedes sirve con suma cortesía las copas de globo con el rubí líquido del Comte Georges de Vogüé... El Comegén dijo "salud" y apuró un largo trago que le supo a gloria, mientras que Andrómeda se lo acercó a los labios y rozó ligeramente la copa para beber, pero deleitándose con el bouquet floral del Borgoña.

-Definitivamente es un poema beber este vino a su temperatura ideal de 17°... ¡Vale lo que cuesta... que no fue poco!... Respondo a tu pregunta, Andrómeda: fue algo maravilloso estar entre los muros centenarios, sus salas y pasillos...

-¿Y?...

-Pues resulta -dijo el Comegén entornando los ojos al cielo, como tratando de no perder detalle en el recuerdo- ... El edificio está a cargo del patrimonio del Ministerio de Cultura de Francia, y sólo imagino a Bernardo desbrozando la cantera con la que la construyó el Monasterio en aquél 1115... muros altos e interminables, tesoros arquitectónicos como el espléndido edificio de los Conversos (s. XII). Todo este conjunto maravilloso patrocinado por el amor a Dios, enclavado en un antiguo bosque galo, en los confines de Champagne y Borgoña-... Una tierra de silencio desde hace nueve siglos... ¡es estremecedor, Andrómeda! (El Comegén hizo un silencio y quedó pensativo; Andrómeda tuvo respeto del momento y luego preguntó).

-¿Y qué más viste o sentiste, Comegén?

-Me senté en una banca saliendo del edificio de los Conversos y quedé ensimismado... hasta que de pronto...

-¿Qué, Comegén?

-... Se obscureció el recinto y sentí que la noche caía, pero... eran las tres de la tarde...

-¿Y? -preguntó Andrómeda intrigada?

-En un momento toda era obscuridad y a tientas me deslicé por los pasillos, guiándome por una intermitente luz que se veía al fondo... la seguí y de pronto me encontré que era una bujía de aceite encendida que estaba a la entrada de un recinto iluminado por muchas bujías que daban una luz trepidante en el ambiente... En seguida vi una figura reclinada sobre un escritorio con la típica cogulla monástica; era blanca, pero con la luz se veía de fuego...

En ese momento le avisan a Andrómeda que el tiempo de transmisión se había terminado, y tomando valor se despidió de los oyentes.

-Bueno, queridos amigos, el Programa se ha terminado, pero vuelvan a sintonizarnos para concluir con este Programa que, por razones de Cronos, no lo hemos concluido. Gracias, Arquímedes, que tan amablemente coordinaste este Programa y, sobre todo, gracias al Comegén por traernos esta interesante e inconclusa experiencia desde Francia.

(El Comegén despierta como de un sueño y se despide del Programa, entre distraído, dormido o despierto... ¡Vaya usted a saber! ... ).

-¡Salud! ... ¡Brindo por el ensueño de Claraval!

-Chao -dice Andrómeda-.


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