CHUMEL Y LA EMPERATRIZ

CHUMEL Y LA EMPERATRIZ

Por J. C. M.

El comediante mexicano Chumel Torres, conocido en las redes sociales por su programa "El pulso de la República", que era una manera novedosa de dar noticias incorporando la chunga y el buen humor, entre risas e información real, hacía un análisis mordaz de la política nacional, con ingenio y malas palabras, ahora está en ojo del huracán recibiendo la furia desde el Palacio, donde reside la familia imperial que nos gobierna.

El brazo largo del Poder llegó para censurar el programa de Chumel con Chumel en HBO Latinoamérica, y lo han censurado.

No sé que dé más risa, si el comentario de Chumel a la familia imperial o la respuesta de Andrés Manuel a la "blasfemia" pronunciada por Chumel.

Una de las cosas que hace "feliz" al mexicano es eso: criticar al poder con humor. Es una práctica pre-revolucionaria que aún persiste en México, hasta convertirse en un "deporte nacional" ... y todos somos felices.

En cualquier café, cantina, programa de TV o en redes sociales, lo que cosecha más "raiting" es, sin duda, tomar cualquier asunto serio y criticarlo con humor para que se considere un "lugar decente para el debate". Si el presidente quiere un "pueblo feliz", deje que se exprese con humor.

Hay la anécdota de un ocupante de los Pinos que tenía una red de "orejas" que se mezclaban en estos lugares, para hacer un recuento de los "chistes del pueblo", para luego "cargarse de risa".

Creo que al asunto de Chumel, le han dado una dimensión que no tiene y que atenta contra la "libre expresión de las ideas", que protege nuestra Constitución, y de la que tanto alardea el Presidente desde las mañaneras.

El asunto se hizo más grande, desde que la Primera no-Dama ordenó la cancelación de un acto de la CONAPRED por haber invitado a Chumel. Yo creo que no es para tanto... y que lo que la ofendió no fue el epíteto de el "Príncipe heredero Choco-flan sino el de la "Emperatriz de corazones Gutiérrez Müller" a quien, por lo visto, no le causó ninguna gracia y armó un revuelo peor que lo de la "Rifa del Avión Presidencial", y que su rencor fue desviado al pequeño Jesús Ernesto.

El Mandatario puede, desde el podio del poder, ofender a los mexicanos todas las mañanas tildándolos de conservadores, fifis, neoliberales, etc., etc., y no deja que el pueblo sabio se "desestrese" a sus costillas.

¿Ya no se puede ser feliz en México?


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