EL CÓNCLAVE DE LA ESPERANZA

EL CÓNCLAVE DE LA ESPERANZA

A la muerte del Papa Francisco, y después del luto y las exequias … ¡renació la esperanza! … La Virtud Teologal que es la que ha sostenido a los cristianos después del desastre de la sinodalidad, que pretende democratizar la Iglesia y llevarla por los derroteros humanos.

El Cónclave que le siguió, acaba de elegir a un nuevo Papa: León XIV, en el cual, el pueblo de Dios cifra sus esperanzas para frenar las reformas que rompen la verticalidad de la Iglesia. Aunque el Papa recién elegido fue elevado a Cardenal por el Papa Francisco, el viento del Espíritu Santo sopla donde quiere y a la hora que quiere. Es indudable la acción de este Santo Espíritu, como causa primera y en estado de Gracia. Por lo que, tenemos, la esperanza de que los vientos que soplen en la Iglesia corrijan el rumbo de la barca de San Pedro.

Nadie dijo que no habría turbulencias, marejadas, rayos y centellas ... pero … ¡la barca no se hunde! Este chubasco que ha pasado ha hecho reflexionar a los cristianos, y cada uno, se ha puesto a orar para corregir el mundo; estas oraciones llegan al Espíritu Santo … Dios quiere nuestra colaboración en los asuntos de su Iglesia y debemos orar con santo temor, para que el dueño de la "mies tenga una buena cosecha".

El nuevo Papa, León XIV, ya no es el Cardenal que fue el Prefecto del Dicasterio para los Obispos. ¡Ahora es Papa, cabeza de la Iglesia! … y no es lo mismo, obedecer a la autoridad, que serlo.

Esperemos que el Santo Espíritu sea su consejero, y por tal motivo, su acción como obediente, nada tiene que ver con su voz de mando; son dos personas distintas.

Así, para no llegar a que el Papa sólo gobierne con autoridad humana; a partir de hoy, actuará con autoridad sobrenatural … pero requiere toda la ayuda de nuestras oraciones para que él no se aparte Él Espíritu Santo y siga sus inspiraciones.

Así que católicos del mundo, hagamos oración porque León XIV fortalezca su espíritu para que los dones del Paráclito se derramen sobre toda la Iglesia Universal.

¡Bendito seas Dios!

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