EL MISTERIO DE ANDRÓMEDA

dosBWRadio. EL NIDO DE "EL COMEGÉN".
EL MISTERIO DE ANDRÓMEDA
Por "El Comegén".
-¡Hola! Bienvenidos a este Programa por dosBWRadio, donde escuchará los debates y preguntas sobre temas que inquietan a la humanidad. Los dejo con nuestro conductor designado, ¡"El Comegén"! (Aplausos, aplausos).
-¡Gracias, gracias, Arquímedes por tu amable apertura del Programa! Ahora es el momento de la presentación de nuestro vino de honor y nos trasladaremos a la Borgoña, una región de Francia que tiene su propia clasificación de vinos. También recibe el nombre de "Climat". "En Borgoña, cuando se habla de un "climat" no se alzan los ojos al cielo, sino que se los baja hacia la tierra", y se considera como un patrimonio mundial. Existen 44 denominaciones locales. Cada vino lleva el nombre del pueblo en el que se produce, como Beauve, Savigny les Beave, Auxey Duresses o Saint Romain, etc. La Borgoña es una locura, es el paraíso para los amantes de los vinos delicados, sofisticados, puros y auténticos. Hoy le haremos el honor a un vino denominado "Oliver Guyot Bourgogue" ... No hay palabras para describirlo, sólo queda saborearlo para que ustedes decidan si no es una locura. Dicho esto, recibamos a nuestra invitada de hoy, que está presente como una respuesta a las inquietudes de alguno de nuestros oyentes que ha tachado este programa de misógino y se ha quejado a la redacción del Nido del Comegén. Recibamos con gusto a ¡Andrómeda, nuestra distinguida Asistente! (Aplausos, aplausos).
-Toma asiento, querida Andrómeda...
-Gracias, Maestro. Me acomodaré el micrófono y estaré lista para contestar preguntas e inquietudes.
-Para los radioescuchas no que no nos habían sintonizado, les diremos que Andrómeda es nuestra Asistente en el Nido del Comegén, y tiene la virtud de estremecer el alma con su ojiverde mirada y la perfección de su figura angelical. Bienvenida, y vamos al grano para descorrer la cortina que esconde el misterio de tu presencia... ¿Tu crees que nuestro programa es Misógeno?
-¡Oooh!... ¡Ja, ja!... Nada de eso Comegén. Quizá tienen esa percepción porque mi presencia aquí se ha mantenido con discreción y sólo me ocupo de recibir a los invitados, asegurarles el broche del micrófono, servirles el vino de honor y retirarme sin hacer ruido.
-Así es, Andrómeda, cuando acudiste a este programa fue una de tus condiciones. ¿Por qué quisiste pasar desapercibida si fue todo lo contrario?
-Bien Maestro Comegén, esta condición la solicité por aprender...
-¿Aprender Andrómeda?
-Sí, Maestro. Usted bien sabe que acabo de terminar mi carrera de Comunicación y me dí cuenta de que el camino apenas empezaba para mi vida profesional y quise aprender más en la práctica, estando presente en este Programa de entrevistas a esclarecidos maestros en la cultura, la política y la geopolítica, en fin, en tantas variantes del pensamiento, áreas que sentí me hacía falta aprender, y como complemento a mi formación, quise estar presente en el debate de tantos temas de interés humano como oyente de primera fila.
-Andrómeda, ¿Te sientes ofendida o subestimada en este Programa?
-No, no, Maestro Comegén, todo lo contrario. Es para mi un honor y siento una gran satisfacción al estar presente y ser testigo el conocimiento y experiencia de nuestros invitados, motivo por el cual estoy muy agradecida.
-¿Te ha molestado alguna vez los piropos, coqueteos o muestras de admiración de nuestros invitados?
-Al contrario, Maestro Comegén. Es muy satisfactorio la admiración que me prodigan los invitados, y de mi parte, es correspondida con más admiración a sus lúcidos conceptos. La belleza que poseo, estoy convencida, no es mérito mío sino de Dios y de la genética de mi familia.
-¿Tu naciste en México, Andrómeda?
-No, Maestro, nací en Grecia, en la ciudad portuaria de Tesalónica y mis padres me trajeron a México a la edad de siete años; poco después tomamos la nacionalidad mexicana. Parte de mi niñez, adolescencia y ahora en la adultez, soy 98% mexicana.
-¿Por qué?... ¿Y el 2%?
-Siento que ese 2% pertenece a mis raíces, a la Grecia Eterna, en cierta forma, madre cultural de la Civilización Occidental.
-¿Qué piensas del alma mexicana?... ¿Es misógina?
-En apariencia, Maestro, pero la manifiesta con una acentuada hombría nacional, por aquello de los charros, el bigote y la valentía natural. Los hombres en México son dominantes, tiernos y amorosos... y eso nos gusta a nosotras las mujeres, seamos del origen que fuere. Nos gusta sentirnos protegidas, defendidas y admiradas... Eso, Maestro, es un signo de Femineidad más no de Feminismo.
-¿Y qué opinas del Feminismo, Andrómeda?
-Bueno, Maestro... Por lo que he visto, aquí en México se ha tomado en algunos sectores femeninos como una ideología emancipadora y liberal, que persigue lo que no se es.
-Explícate, Andrómeda.
-Sí, Maestro Comegén... Algunas mujeres quieren equipararse al hombre en la fuerza, en las actividades, en las posturas y estilos, y lo peor, imitan la parte menos varonil del hombre, como la mentira, la holgazanería, el libertinaje, el abuso y la rapacidad. He ahí donde, al adquirir estos vicios, los hombres nos repudian y tachamos en general a todos los hombres como mezquinos, abusivos, golpeadores y mentirosos, cuando ellas mismas imitan lo más bajo de lo que combaten.
-¡Aah!... ¿Y cuál es tu ideal de hombre?
-¡Ja, ja!... Eso mismo... que sea hombre en el sentido más amplio de la palabra, el complemento ideal de una mujer: alto, fuerte, comprensivo, amoroso, un poco celoso y muy inteligente, capaz de reconocer el talento, y divertido de ideas.
-¿Cómo está eso de divertido?...
-Bueno, Maestro, que tenga sentido del humor, que no haga un mar de un vaso de agua, y que tenga sentido de trascendencia...
-¿Cómo está eso?... ¿Trascendencia?...
-Sí, Maestro Comegén, que no sólo piense en el trabajo, en la comida y en reproducirse, sino que tenga elevados pensamientos, que piense en el más allá, porque nuestros actos en esta vida ¡trascienden la Historia y se instalan en la eternidad!
-¿Tú crees en el "Mas Allá", Andrómeda?
-Sí, Maestro, siempre he creído que este mundo y la vida es sólo un momento, una estrella fugaz que brilla intensamente... pero sólo un segundo. Ese segundo es el tiempo que tenemos para tomar las grandes decisiones en nuestra vida y luego, disfrutar eternamente de la experiencia de nuestra decisión.
-¿Eres Cristiana, Andrómeda?
-Sí, Maestro. Nací y fui bautizada en el rito Ortodoxo, pero en México, nos pasamos a la Iglesia Católica, en la cual profeso y es parte de mi naturaleza tomarlo muy en serio.
-¡Aaah¡... ¿Y cuál ha sido tu mayor problema?
-Bueno, Maestro, creo que ha sido mi belleza... Todo mundo me lo recuerda, y de adolescente fue un verdadero problema, pero ahora lo he tomado como un atributo que me distingue, y al que me ve, le recuerde al generoso Señor de los Cielos, por haberme hecho una creatura de admiración.
-¿Y te aprovechas de tu belleza?...
-Claro que no, Maestro. Evito los desplantes y la moda ajustada; trato de pasar inadvertida pero no es posible.
-¿Tienes novio, Andrómeda?
-¡Ja, ja, ja! Claro que no. Decidí desde hace mucho no buscarle espinas a la rosa, y cuando lo decida, o más bien cuando me toque, sabré reconocerlo y me someteré a la decisión del Señor, primero al de arriba, y luego al de abajo... ¡Ja, ja!
-¿Qué crees, Andrómeda?... Se me olvidó ofrecerte en su momento el vino de honor de nuestros invitados... ¡Arquímedes!... ¡Sírvenos por favor dos copas de ese vino de Borgoña, para brindar por la belleza de mente y cuerpo de esta angelical compañera de trabajo!...
-¡Salud... querida Andrómeda! Ha sido un agasajo para el espíritu escucharte. Lamentablemente, al concentrarme en el Programa, con frecuencia te veo como parte del mobiliario -por cierto, muy bello- y hoy me has dejado sorprendido con tu sencillez y con tu alto sentido de la vida.
-¡Salud, Maestro!
-Mmmh... ha sido la entrevista perfecta, y para cerrar con broche de oro... ¡el paraíso hecho vino!... ¡Todo perfecto!... Espero, mis queridos radioescuchas, que este Programa haya cambiado el sentido de apreciación sobre este espacio, y hayan revaluado a Andrómeda, para pensar de ella como una mujer de nuestro tiempo que se ha abierto camino en la sociedad ajena a sus costumbres. Además, que recuerden que no somos misóginos, sólo que estuvimos de acuerdo con su petición de escucha.
En ese momento le avisan al Comegén que el tiempo del programa ha terminado.
-Gracias, queridos radioescuchas, por atender a nuestro programa con una entrevista a nuestra Asistente Andrómeda, que nos ha abierto su corazón y su memoria para enterarnos de ¡quién es la que atiende tan distinguidamente a nuestros invitados! ¡Le damos las gracias a Andrómeda con el bouquet en los labios de este delicioso Borgoña! Despídete, Andrómeda.
-¡Antio sus! (Adiós, en griego).
-¡Le salió el 2%¡¡Chao!
¡Nos encantaría escucharte!
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