EL COVID-19 EN CARNE PROPIA

Soy un ciudadano común y corriente, no me diferencio de los demás, no soy futbolista, ni artista de cine, ni magnate; sólo soy un ciudadano ofendido y enojado contra las autoridades globalistas, nacionales y locales, de los sistemas de salud; por haber financiado, fabricado, distribuido y enfermado a millones de ciudadanos en casi todos los países del mundo, y por haber sido cómplices de querer eliminar a la mayor población posible.
Resulta, que nunca aislaron al bicho y que tiene capacidad de alterar el ADN humano. Al inicio, fue una cadena de mentiras para crear miedo, y por lo tanto, un caos emocional en la mayoría de la población del planeta. Luego, salió la vacuna que ya tenían desarrollada con la intención de matar a la población de avanzada edad, con lo que perdimos abuelos e inyectarnos un coctel nanotecnológico para controlar a los sobrevivientes, a través de las antenas 5G.
Las brutales disposiciones de la OMS sobre los gobiernos, hicieron miserable la vida de millones, con la complicidad de nuestros servidores públicos.
Este experimento para ver nuestra capacidad de sometimiento no ha terminado, pero se ha llevado a los viejos. Y por las vacunas y sus efectos, 17 millones de personas han muerto y muchos millones más esperan en la antesala de la muerte, a que los tiempos de sus fórmulas se cumplan.
¡Qué perversidad! ¡Nos asustaron con el "petate del muerto"!
Por mi parte, debo decir con dolor que han muerto, por estos motivos, ocho familiares directos, más de 40 amigos, entre jóvenes y viejos, y siguen cayendo por el desastroso efecto de las vacunas. Hoy tengo amigos con fatiga crónica, turbo cáncer, problemas cardiacos y pulmonares.
¡Dios los perdone! Por mi parte, les deseo el más doloroso encuentro con la muerte.