TECNOLOGÍA Y EL TIEMPO DE ADVIENTO
Hoy, llegué tarde a mi cita con mi "amigo" (ya no le digo viejo porque no le sienta bien). Ya llevaba dos tazas de café, que "desenpendeja" la mente, el cuerpo y el espíritu.
A propósito de la edad, le comenté y me disculpé por mi retraso ... porque la edad va minando las facultades básicas del hombre. Resulta que el día de ayer me "hice bolas" con el cajero automático y por no ver bien las teclas, pedí el doble del dinero que necesitaba y ... por estar contándolo, se me fueron los 10 segundos que te da el cajero para recoger la tarjeta de débito y ¡saz! ... que me la retiene ... Todo molesto, por este atrevimiento tecnológico, me di a la tarea de reportarla ... pero por mi falta de pericia y oído, me volví a hacer bolas y no pude reportarla.
Más temprano, al día siguiente (a la hora del café) acudí al banco donde se encuentra el cajero, sin vergüenza y alegando mi analfabetismo tecnológico me facilitaron la comunicación y, en poco tiempo, tenía la reposición de la tarjeta. No se vale hacer todos los movimientos con tecnología ... cómo añoro los bancos de antes, donde te daban asesoría personalizada para solucionar los asuntos ... pero qué se va hacer, ¡así es la vida, en esta época transhumanista!
Dejando de lado mi queja, nos fuimos al tema, sin tema, y pronto estuvimos analizando y comentando este tiempo de Adviento, donde la catolicidad se prepara para la venida del Señor, en la figura de un precioso niño recién nacido al que llamamos cariñosamente "Niño Dios".
La ternura, la belleza, la santidad y pureza que emana esta manifestación para la salvación de los hombres ... contrasta fuertemente con las tendencias sociales, en las que han llevado el pecado de los hombres a "derechos inalienables del ser humano".
Comentó mi amigo: "es increíble que el aborto y el disfrute sexual desordenado, sea un derecho humano ... ¡y habrase visto que el crimen más nefasto de privar de la vida a un inocente ... ahora es un derecho humano! ... A este pasó el suicidio del hombre está garantizado". Sin embargo, el contraste es tan grande con el tiempo del Adviento, que los nuevos derechos proclaman la vileza del hombre, y el Adviento ... ¡la pureza de los Mandamientos de Dios!
No hay duda de que la izquierda radical pregona la decadencia de Occidente y echa al fango la Ley de Dios. Esto parece proclamar la condenación de algunos confundidos por las nuevas ideologías, tan extendidas en nuestra sociedad, por la decisión de unos cuantos, que, en contubernio masónico, toman decisiones de esta envergadura, sin que nadie les ponga el alto.
No nos queda, dice mi amigo, que recurrir a nuestro bagaje católico, no dejarnos convencer por el sofisma, la incredulidad y la sensualidad ... y mantenernos firmes en la fe de nuestros abuelos, combatiendo con nuestro ejemplo a las nuevas generaciones desorientadas.
Que con nuestro actuar sea una reflexión de que "así no son las cosas" ... y que lo que les proponen los "dueños del poder" es una aberración que lesiona la vida comunitaria, las familias y sobre todo a cada uno de nosotros que arriesgamos el pellejo espiritual para lanzarnos al caldero hirviente del castigo eterno.
Sudando por la emoción de sus palabras, o lo caliente del café ... nos despedimos acordando una reflexión del tema que implica ... ¡la condenación eterna!