LA DESREINGENIERÍA SOCIAL

Resulta que los europeos ya se hartaron de sus autoridades de la Unión Europea (UE), de sus decisiones absurdas, arbitrarias y unilaterales, porque no toman en cuenta a los representantes de la Unión y surge la rebelión.

Más países se unen a la postura del presidente Orbán de Hungría, que rechaza muchas decisiones de un organismo que no representa la voluntad popular. Estas decisiones han afectado a Europa en su economía y ahora sí sienten "pasos en la azotea".

El Parlamento Europeo, que sí es elegido legítimamente, ponen como presidenta a una empleada de los grupos corporativos privados europeos. Y, a través de ella, que no fue elegida sino impuesta, dictan las directrices políticas y económicas de más de 500 millones de ciudadanos. Estas decisiones han afectado sensiblemente a los ciudadanos del continente.

Por ejemplo: "Vamos a darle un respiro a la naturaleza para que se regenere" y dan al traste a la agricultura y la ganadería. "Vamos a destruir todas las presas para que los ríos sigan su cause original en favor del medio ambiente", y los pueblos se inundan creando tragedias como la de Valencia. "Vamos a traer más africanos islámicos para compensar la baja natalidad y el trabajo", y, de pronto, la inseguridad campea por España, elevando el índice de crímenes a cuatro veces más del promedio.

Todas estas medidas no son consultadas a los pobladores y, repentinamente les explota el petardo. Europa está en manos de corporaciones privadas que hacen lo que quieren. Ahora, el pueblo se rebela y no hallan cómo frenarlo.

Úrsula Von der Leyen no ve una. A dónde va la repudian, los europeos no la toleran porque saben que sólo es una empleada del poder económico europeo. La casa está que arde y se empecinan en reelegirla y sostenerla. Europa está por explotar… porque ya no aguanta los precios de la energía y piden a gritos el gas de Rusia. Además, las organizaciones sociales, con el apoyo político, empiezan a descartar la Reingeniería Social que tanto daño ha hecho a los pueblos y el feminismo va en picada, al menos en Europa.

Ojalá que pronto veamos la realidad en Latinoamérica y repliquemos la rebelión en nuestros países.

¡Viva la Desreingeniería Social!

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