LA INMADURA POLÍTICA DE LA 4T

Cuando una persona reparte culpas es indicio de su inmadurez como ser humano; en el caso de un régimen, suele ser una incapacidad política para no ver sus propios errores. Desde el sexenio del presidente López Obrador se vio crudamente, durante toda su gestión, que no está en el ánimo de aceptar un error o reconocer sus propios fallos.

Así que heredó esa "política" a su sucesor, que, en este caso, es nuestra señora presidenta. Lo poco que va de su sexenio, se le ha pasado repartiendo culpas al pasado.

¡Pretexto o justificación de sus errores! … se los ha endosado al villano favorito de la 4T, al expresidente Felipe Calderón, y ahora, incluye también a Enrique Peña Nieto. Todos los males del presente, según la visión de la izquierda, se lo deben al pasado, demostrando que fueron incapaces de solucionar los problemas que sufre la nación en la actualidad.

Todo esto viene a colación, por las recientes declaraciones de la presidenta, al considerar que Pemex "la estrella empresarial del régimen" paga la resaca de "la maldita deuda" y que la corrupción es el resultado de las gestiones de Calderón y Peña Nieto, pero … "¡la zorra, no se ve su cola!" y no responde a los cuestionamientos de corrupción de "Dos bocas", el Tren maya y el AIFA.

En el caso de narcotráfico, donde se ve envuelto el régimen con nexos y componendas con los cárteles, los trata de eludir porque lo manda "la honesta" gestión del régimen.

Parece que existen dos formas de ver la vida en México, según el cristal con que se mira … Ya nos dice el dicho: "Nada es verdad, es mentira, solo es cuestión de cristal con que se mira".

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