¡ LA RAZA DE BRONCE !

¡ LA RAZA DE BRONCE !
Por J. C. M.
"La educación que imparta el Estado ¡será socialista!" ....
Esta imposición dictatorial fue formulada hace más de 80 años e impuesta en México por un santón del actual régimen.
Este obscuro personaje que tuvo en sus manos el destino de México no sólo aplicó una idea de León Trotsky -el antiguo revolucionario fundador del Ejército Rojo de la U.R.S.S.-, sino que la implantó en todo el territorio nacional, originando una protesta universitaria que dio origen a las universidades privadas en el país.
Esto motivó que gran parte de la juventud de varias generaciones no tuviera otra opción debido a la precariedad de sus recursos, que incorporarse a la Educación Socialista.
La Segunda Guerra Mundial distrajo el ánimo revolucionario de la educación en México y se suavizó la tremenda polarización de la sociedad, permitiendo el desarrollo de escuelas y universidades privadas, que conservaron el ideal cristiano del conocimiento.
Con el tiempo, todas las generaciones de maestros de educación pública, formados y contratados por el sistema educativo mexicano, conservaron, hasta la fecha, el germen revolucionario de su ideario fundacional, siendo un refugio de comunistas al servicio del Estado Mundial.
Todo este panorama es muy notable en el sureste de México, donde las escuelas rurales son un nido de protestas y reivindicaciones sindicales que distraen un tiempo importante de la "educación".
Nunca serán instituciones de formación de profesionistas íntegros y responsables; la "grilla" es la bandera y las plazas de "maestro", su objetivo.
Por eso en la actualidad, un régimen como el actual tiene éxito, porque su base está fincada en esta postura ideológica, que pregona la envidia, la avaricia y la explotación ideológica de los demás a través de la polarización y la descalificación de los que no piensan como ellos.
Estos pre mexicanos socialistas que pregonan un humanismo masónico son los enemigos de siempre que están en contra de la razón, la ley y la buena voluntad.
Ojalá que se den cuenta, y el buen juicio se imponga, para entender que han sido y son marionetas movidos por un poder mundial, ajeno a cualquier sociedad de origen hispánico, de moral católica y orgulloso de sus raíces: el estaño y el cobre de la raza de bronce que proponía Vasconcelos.
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