LA SEGURA INSEGURIDAD

LA SEGURA INSEGURIDAD

¡Estamos de vacaciones! … La familia se prepara para tomarse unos días en algún destino turístico. La preparación y las compras se hacen con tiempo para que no falte nada, ni en el camino, ni en el destino.

La familia está ansiosa y alegre por salir y deciden irse a la playa. Muy temprano salen a la carretera y llevan el lonche para el camino; por las dudas, reparte el efectivo entre la familia para que en caso de asalto, algo quede, aunque no sea mucho: para el gas, el pago de las casetas … Todo lo demás está contratado y pagado en línea … ¿no vaya a ser?

Después de la primera caseta, se detienen en los servicios, para estirar las piernas: unos, a los baños y otros, a las tienditas … De pronto … ¡salta la liebre! ... Encañonan al papá que esperaba discretamente ante el tráfico de la carretera… ¡es víctima de robo! … se llevan su cartera, reloj y celular.

Ya pasando el susto, se reúnela familia para decidir si avanzar o regresarse después de este asalto.

Calculan, con la ley de probabilidades y deciden seguir adelante. Después de pasar la tercera caseta, se escucha … ¡pum! … que revienta una llanta y, con una maestría increíble, el papá logra controlar el vehículo.

La familia baja a un despoblado o un lado del acotamiento, mientras el papá y el hijo mayor cambia neumático … Pasa lo improbable: se para una pickup y saltan dos encapuchados con armas largas, amenazando a la familia, que, al constatar que casi no llevaban efectivo, se consuelan con las maletas y un par de celulares, y después de "persignar" (amenazar) con sus armas a la familia, que no sale de su estupor.

Ya sin dinero y sin maletas, llegan a la conclusión de avanzar, porque el destino estaba más cerca que el del lugar de origen. Ya más cerca de su destino, paran en una gasolinera de ruta para llenar el tanque y, en este preciso momento, llega otra camioneta con embozados y se dedican a asaltarlos … ¡El ímpetu de su violencia crece al darse cuenta, que no llevan casi nada consigo! Y en el furor de su enojo, activan las armas y balean al jefe de familia, que herido, cae al suelo en un manto de sangre, mientras que los delincuentes se llevan el vehículo.

El desenlace de esta aventura vacacional terminó con un saldo de un herido grave, que finalmente murió al cuarto día de hospital; una familia que queda en orfandad y sin guía moral y sustento económico, con el alma destrozada y con el complejo de culpa que perdurará por años.

Éste es, más o menos, el riesgo que corren las familias en México y el panorama de inseguridad que prevalece en toda la nación; en cualquier carretera y hacia cualquier destino, es el resultado de que el poder haya pactado con el crimen organizado, importándoles poco la seguridad de las familias mexicanas.

¡Abrazos, no balazos!


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