¡ SUBLIME ANDRÓMEDA !

dosBWRadio. EL NIDO DE "EL COMEGÉN".
¡ SUBLIME ANDRÓMEDA !
Por "El Comegén".
-¡Hola, amigos, queridos radioescuchas! Bienvenidos a su Programa preferido, "El Nido del Comegén", donde se debaten los temas y tendencias que asolan a la humanidad, dando opiniones y orientaciones para comprender y enfrentar las decisiones políticas, económicas y éticas de los que mueven el pandero en México y el mundo. Sean bienvenidos. Los dejamos con la voz de nuestro conductor designado: "El Comegén".
-¡Gracias, gracias, Arquímedes! Sean bienvenidos al Nido donde degustaremos lo más selecto de los vinos elaborados con las uvas de todos los puntos del cinturón donde se cultivan los viñedos más reconocidos del planeta, que servirán de marco para abordar los temas que inquietan a nuestros oyentes. Sin más preámbulo, presentamos nuestro vino de honor para nuestra invitada del día de hoy: es un Antonutti Vini dal 921, con casi cien años de historia y el trabajo de cuatro generaciones, nacido en pleno corazón de la apelación Friuli Grane Doc, alejado de los reflectores, a un lado de los ríos Meduna, Cellina y Tagliamento. Las uvas crecen entre guijarros. Sus coloridas etiquetas representan los perfumes, sabores, las flores, el sol, el agua y el cielo de esta maravillosa tierra. Es un vino blanco con notas aromáticas, tenues, de alcohol moderado, fresco, fragante y vivo al paladar. Dicho esto, preparémonos a recibir a una invitada que ha cautivado el corazón de nuestros oyentes con sus opiniones certeras y de una convicción netamente femenina: ¡Andrómeda!
-Gracias, Maestro, por tan inmerecidas palabras y opiniones Me siento halagada y confusa de que en tan breve tiempo me haya invitado de nuevo a su Programa.
-Gracias a ti, Andrómeda, por adornar este Programa con la calidez y sencillez de una gloria del Egeo. Te diré, dulce Andrómeda que, en la ocasión anterior, el rating del Programa se desbordó y tuvimos la más alta de las audiencias gracias a tu encanto y delicadeza. Siéntate, querida Andrómeda, y abrocha tu micrófono a tu solapa, que enmarca con su color rosa-durazno, el encanto de tu rostro.
-Gracias, Maestro Comegén. Estoy lista para responder preguntas e inquietudes... ¿Cuál es el tema, Maestro?...
-Hoy, Andrómeda, no vamos a hablar de Geopolítica, ni de armas, ni de obscuros designios de los manipuladores en nuestro medio... Hoy vamos a abordar y tratar de descubrir el misterio más profundo de la humanidad: ¿Cómo piensan las mujeres?
-¡Ooh, Maestro! ¡Un tema femenino y un misterio de mujer! ...
-Para eso estás hoy aquí, para que nos aclares este galimatías de la personalidad, que es todo in "intríngulis" para nuestros oyentes. Pero antes, permite que Arquímedes nos sirva una copa de vino blanco italiano de la región veneciana, denominado "Antonutti Vini dal 921. A ver qué te parece...
-Gracias, Arquímedes...
-Para servirla, compañera; para servirle, Maestro.
-Gracias, Arquímedes. ¡Salud!
Andrómeda llevó a sus labios la copa de cristal y dio un pequeño sorbo, como acariciando el linaje del 921, y con una sonrisa divina dio su aprobación. El Comegén estaba pendiente del veredicto de Andrómeda, y sonrió satisfecho.
-Mmh... suave, delicado y discretamente ácido, como a mí me gusta -dijo el Comegén-. Después de hacerle honores al vino en honor de Andrómeda... vayamos al grano compañera... al grano... ¿Por qué el alma femenina es un pozo insondable de incógnitas masculinas?
-Oh, Maestro Comegén. Su pregunta es profunda y va directo al punto, pero la respuesta es sencilla: lo que ustedes los hombres consideran una incomprensión es para nosotras las mujeres lo más común. Nosotras no vemos con los ojos de la razón, instalada en el cerebro masculino; nosotras todo lo filtramos, valoramos y decidimos en razón del corazón. El sentimiento es nuestra "razón", es por eso que no nos entienden, Maestro.
-Dame un ejemplo para comprenderte.
-Mire, Maestro Comegén, por ejemplo, estos días pasó una tragedia en mi país de nacimiento; un terrible terremoto asoló el Egeo, y produjo víctimas en Turquía y en Grecia. Ustedes, los varones, luego luego piensan en las consecuencias económicas, políticas y sanitarias del problema, y en su mente echan mano de un arsenal de herramientas para la logística de salvamento. Mientras que nosotras pensamos en el dolor de las madres, de los hijos, hermanos y ciudadanos, y pensamos en las consecuencias afectivas, psicológicas; pensamos en el estado de las almas que han sido arrebatadas y luego canonizamos a los buenos para que intercedan por los heridos y el dolor de los huérfanos. Así pensamos, Maestro Comegén.
-¡Me queda claro, Andrómeda! Hace muchos años, debatiendo este tema con un artista plástico en una exposición en la Galería Pecanins, ya saben, una charla después del oficio de mirón, y respondiendo a una pregunta que le hice, me respondió: "La diferencia entre un hombre y una mujer es... que el hombre no perdona, pero sí olvida; mientras que la mujer perdona, pero no olvida... ¿Qué opinas de esta respuesta?... ¿Es la mujer un baúl de rencores?
-Yo no diría eso, Maestro. Es verdad que nosotras las mujeres guardamos muchas cosas como armas para el mañana, pero otras las guardamos como un tesoro que te ayuda en el futuro a resolver las angustias que se te presenten.
-¿Tesoro? ¿Angustia? ¿Qué tratas de decirnos, Andrómeda?
-Que mientras unas mujeres guardan en su memoria las ofensas, las palabras y los agravios para tener argumentos de defensa y ataque, otras los vemos como lecciones de vida para entender a nuestros semejantes.
-¿De qué se defienden, Andrómeda?...
-Bueno, muchas hemos sufrido incomprensiones, abusos o violencia, pero hay dos formas de lidiar con estas malas experiencias... Le pongo el ejemplo de Catherine Mackinnon...
-¿Y quién es Catherine Mackinnon?
-Es una jurista, académica, abogada, profesora, escritora y activista feminista estadounidense...
-¿Y?
-Es especializada en igualdad de género y pionera en reclamar una legislación contra el acoso sexual, y considera que la desigualdad entre hombres y mujeres forma una jerarquía que institucionaliza el dominio masculino, subordinando a las mujeres a un acuerdo percibido como natural, y es un referente del Feminismo que ha declarado que: "Todo el sexo, incluso aquél entre una pareja casada, es un acto de violencia perpetrado contra la mujer".
-¿Y tú qué piensas, Andrómeda?...
-Que es un espíritu rencoroso, que no superó la violencia y el abuso de su entorno y todos esos sometimientos los guardó para el mañana, que luego, con la Academia, pulió sus argumentos, y en compañía de otra abusada rencorosa, Andrea Dworkin, liderearon en Estados Unidos, el movimiento feminista radical de los años ochenta. Si a esto le sumas una visión marxista de la historia, resulta que su fracaso en las relaciones con los hombres unió a estas dos mujeres que guardaban un rencor ancestral que tradujeron en una ideología que tiene enfrentados a los sexos desde hace muchos años.
-¿Y qué se puede hacer, Andrómeda?
Bueno, yo no he pasado por esas experiencias, pero la forma sentimental del manejo del problema es ése: enfocarlo a la revancha, o sacar dividendos para orientar a la juventud femenina, y decirle que el mundo no se acaba por una malsana relación, y que el horizonte es muy amplio, que las opciones son innumerables para ser feliz, sin recurrir a la herramienta del odio.
-¿Tú crees que sólo hay dos caminos?
-Sí, Maestro; son las opciones que te presenta el bien o el mal. Las mujeres podemos ser o Santa Teresa o Mesalina. Lo mismo los hombres; pueden ser el Cura de Ars o Maquiavelo. Todo depende de la educación de su alma, por eso es tan importante el papel de la mujer en la formación de ambos. Cuando te olvidas de tu fin último, puedes poblar el infierno o decidirte a alcanzar la gloria... Ése es el papel más importante de la mujer en su vida... ¡formar hombres y mujeres íntegros, con un espíritu que trascienda la historia!
-Me has dejado perplejo, Andrómeda. No lo había visto desde estas dos opciones... ¡Salud, Andrómeda?
-¡Salud, Maestro!
En ese momento Producción le anuncia por el chícharo al Comegén, que el tiempo de transmisión del Programa ha terminado.
-Bueno, queridos amigos, les damos las gracias por escuchar un capítulo más en esta serie de entrevistas... y le damos las gracias a nuestra asistente Andrómeda, que nos ha revelado desde su perspectiva femenina, este problema de comprensión hacia la mujer y nos deja entusiasmado por sus respuestas que corresponden, más que a una culta asistente, a una gran observadora de la vida. Gracias, una vez más, dulce Andrómeda.
-Gracias a Usted, Maestro Comegén.
-Hasta la próxima, amables radioescuchas. Nos veremos el próximo lunes en una entrevista más en el Nido del Comegén. ¡Chao!
¡Nos encantaría escucharte!
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